Dentro del denominado boom latinoamericano el escritor que siempre admire fue Mario Vargas Llosa. Incluso más que García Márquez, quien parece escribir ahora novelas que son solo meras recreaciones ingeniosas de Cien Años de Soledad.
Me gustaba el Vargas Llosa innovador y de personajes entrañables rebeldes de su primera Etapa. La cual empieza con la novela La Ciudad y Los Perros y termina con La Guerra del Fin del Mundo. Desde esa época hasta ahora las novelas publicadas por Vargas Llosa han sido historias escritas por oficio. Pero alejadas de ese vigor narrativo y de aventura formal de sus primeros tiempos. Es sintomático que esta ausencia de vitalidad creativa actual coincida con su paso gradual de un izquierdismo militante a inicios de los años 70s. Con su actual posición liberal.
En 1999 tuve la oportunidad de conocerlo. En esa época coordinábamos con Álvaro Vargas Llosa-su hijo- para unir a las fuerzas democráticas juveniles y echar abajo la dictadura de Fujimori. Logramos unir a las juventudes de izquierda –por mi parte-con las asociaciones liberales de las universidades privadas-por parte de Álvaro-. Pero eso es otra historia. Regresando a lo nuestro. Álvaro me dijo que esa tarde podía hablar con Mario en su departamento de Barranco.
Mario Vargas Llosa me pareció una persona educada y cordial. Hablamos sobre la universidad de San Marcos en donde él había estudiado al igual que yo. Parecía tener buenos recuerdos de su Alma Mater. Yo le comente que el personaje de Mayta era uno de los personajes más complejos que había creado. Quizás porque se parece al devenir político de Llosa. Esto pareció gustarle y hablamos un buen rato sobre esta novela. Le conté de mi viaje que hice a la aventura por América y se intereso en leerla. Hablamos un par de horas. Entre otras cosas sobre la situación política actual. Al final le comente que no estaba de acuerdo con la generalización que había hecho de la universidad de San Marcos. De que estaba dominada por los miembros de Sendero Luminoso a inicios de los años 90s. Esto lo había afirmado en su libro El Pez en el Agua- que eran una especie de texto autobiográfico-. Le explique más bien que los grupos independientes Antisistema eran los que dominaban la representación estudiantil en San Marcos y que se enfrentaban por igual a la dictadura y a Sendero. Se quedo callado. Espere en vano que quizás se retracte de ese error. Nunca lo hizo.
Pasados los años. Otro autor latinoamericano lleno esa búsqueda de experimentación y estremecimiento en la literatura: Roberto Bolaño. Sin embargo en Madrid a Vargas lo vi un par de veces en actos públicos y hable brevemente con él. Siempre he pensado que la literatura está más allá de las posición ideológica del autor. Pero yo no creía en él como escritor. Pero cuando me desengañe totalmente fue cuando en las últimas elecciones del Perú pidió el voto para Alan García. Llosa pidió el voto para el ex-presidente contra el que se enfrento por los casos de corrupción durante su primer mandato y el que dejo en la bancarrota al Perú. Allí Mario Vargas Llosa me demostró su incoherencia ética. Y se destruyo cualquier consideración hacia su persona.
El subcomandante Marcos dijo alguna vez que las novelas de Vargas Llosa estaban a la izquierda de su autor. Quizás esa primera etapa suya quedara como muestra de su mejor literatura. Cuando aún creía Llosa en la literatura más allá de la dictadura y la banalidad del mercado editorial. En este caso el tiempo en lugar de hacerlo crecer como autor y persona ha logrado el efecto contrario.
Para los amantes de la buena literatura latinoamericana: siempre nos quedara Roberto Bolaño.
3 comentarios:
A veces, en política, sólo cabe elegir, de entre lo malo, lo mejor.
El conservadurismo ideológico de Vargas Llosa se ha vuelto patente en múltiples ocasiones. Posición respetable, si tenemos en cuenta los giros cósmicos, la montaña rusa a la que la izquierda radical está llevando a algunos países de América Latina.
Chile vivió una terrible dictadura bajo Pinochet (su "dictablanda"). Pero, durante la misma, la clase media no perdió raigambre, sino que se consolidó en el país, haciendo posible una transición eficaz hacia otras alternativas de gobiernos más participativos y pluralistas.
Esa clase media, unificadora de buenas voluntades, ha sido desterrada de otros regímenes autoritarios. El resultado es el caos. Sólo subsisten dos grupos: los terratenientes o aristocracia del dinero (privilegiados), y "los de abajo" (los campesinos y pueblo llano). Falta el "delfín" que sugería Benito Pérez Galdós para dar estabilidad a una nación; el retoño nacido de una mujer del pueblo y de un miembro de la clase poderosa. En definitiva: la clase media ya señalada.
(Antonio Ángel)
Interesante tu opinión Antonio.
Saludos.
Leo:
Qué lamentable es esto que comentas, pero realmente cierto.
Coincido contigo en lo de Vargas Llosa y aun sin conocerlo personalmente y estando quizá a años luz de su vida, desde antes que tú había encontrado esa incoherencia ética de que hablas.
Es tal vez por ese motivo que aun no haya logrado el Nobel que tanto ansía.
Un saludo.
p.d. cómo me gustaría participar en ese taller que impartirás.
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