sábado, noviembre 28, 2009

Declaración de principios de un anacoreta

Cada tarde
Es una imagen
Que se desvanece en el crepúsculo
Y araña la noche

La renuncia es poesía
La caída es tu renuncia
La renuncia son peces de colores danzando a mi alrededor
La renuncia es una sombra que se alarga en la distancia estrujando las palabras

Lo que queda de esa devastación
Es el seco silencio

Purgatorio es el otoño sin hojas
Donde se rasga las más pura metáfora

viernes, noviembre 27, 2009

El tributo a César Vallejo

Ayer realizamos el tributo a Vallejo. Esta vez fue más íntimo el recital. Destacó entre los que leyeron textos de Cesar Vallejo la participación del poeta Demóstenes Mamani, quién hizo una estremecedora declamación del poema Masa.
No hubo vídeos del autor homenajeado, sino velas. El ambiente era por ello más acogedor. En la parte de la Jam Sesión se inscribieron varias personas. Entre ellas leyeron sus textos Sagrario,Lucia,Silvia,El Polaco,Álvaro y el que escribe este post, entre otros.
Sin embargo, al finalizar el tributo empezó la fiesta. Esta vez el show se lo llevó el poeta Raúl Campoy, quien bailó magistralmente dos canciones de Michael Jackson, causando el furor entre los asistentes.
Deseo agradecer a Juan y Gloria quienes nos atienden como si uno estuviera en casa en Angosta.
Me alegra saber que poco a poco estamos haciendo que se conozca la obra de Cesar Vallejo en Madrid. Un poeta del cual muchos saben el nombre y algunos poemas, pero que pocos en profundidad han leído.
Ayer brindamos por ti César. Espero te la hayas pasado bien como nosotros.

jueves, noviembre 26, 2009

Opinión de Roberto Bolaño sobre la poesía española


"La poesía española es como para cogerlos a todos

y tirarlos por un barco a alta mar."


martes, noviembre 24, 2009

El otro Vallejo por Leo Zelada

César Vallejo en un brindis sonriendo en París

Escribir sobre Vallejo es referirse a uno de los más importantes poetas del siglo XX y al gran renovador del lenguaje poético en Hispanoamérica. Su obra literaria, compleja y diversa, despierta en los últimos tiempos miradas que algunas veces reiteran lo ya avanzado hace décadas. Algunos lo presentan como el poeta del sufrimiento y del dolor, y otros resaltan el compromiso y la solidaridad. Sin embargo, también existen otras claves para interpretar al gran poeta. Una de ellas, como nos muestra el siguiente artículo, es la presencia de la ironía.

El otro Vallejo

César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco (Perú) el 16 de marzo de 1892 y falleció en París el 15 de abril de 1938. Al principio fue el verbo no es una frase que se ajusta de manera feliz en su caso. Su primera vocación fue la medicina, y luego acabaría definiéndose por la literatura. En este breve artículo, quisiera tratar algunos aspectos que me parecen importantes en su tarea creativa. La primera es la de experimentación de las nuevas posibilidades de las estructuras y la de construcción del lenguaje que se dio en su segundo poemario titulado Trilce, publicado en 1922, y la segunda, el uso de la ironía como soporte esencial de su poesía. En 1919, Vallejo publicaría su primer poemario Los heraldos negros, con clara pero original influencia modernista. Este libro rápidamente logró la sui generis aceptación tanto de la crítica como del público lector, haciendo del autor el más prometedor vate de su generación. Pero la búsqueda de nuevas formas de comunicación en Trilce, a través de un retorcimiento en la sintaxis, un ordenamiento del lenguaje aparentemente hermético e inclasificable, en que el idioma tradicional parece destruirse en cada párrafo, inexorablemente hizo que este libro cumbre de la vanguardia latinoamericana y global, sólo comparable en la aventura de la destrucción del lenguaje, con la novela Finnegan's Wake de James Joyce, fuera inicialmente rechazado. Incluso hoy, con toda la parafernalia de la teoría posestructuralista, no es correctamente interpretado por muchos estudios, los cuales caen en lugares comunes y se restringen a una visión unilateral y mecanicista de su poesía. En realidad, el profundo sentido humanístico de su poética trasciende el mero discurso racional. Bastará, sólo para corroborar esta afirmación de la falta de acierto al tratar de estudiar su propuesta estética, las propias palabras de Vallejo: "Todos sabemos que la poesía es intraducible. La poesía es tono, oración verbal de la vida..." (artículo "La poesía nueva de Norteamérica", París, 1929).Es importante constatar en esta singular definición de la poesía de Vallejo el alto contenido humano que tuvo su búsqueda de un nuevo lenguaje poético. En una entrevista que le hizo el crítico español Juan Larrea, que cito a continuación, es explícita esta aventura en las fronteras del idioma: "Quiero alcanzar la expresión pura, que hoy más que nunca la encuentro en los sustantivos y los verbos". Habría que decir que la experimentación en Vallejo no fue un acto de búsquedas de símbolos ni revelación de signos, sino un despertar en el océano de la imagen y la palabra, universo donde se agolpa intangible e indescifrable como una súbita revelación la poiesis. Recordemos que los griegos utilizaban la palabra "logos" para denotar un sistema de conocimiento; mas utilizaban la acepción "poiesis" cuando querían darle al conocimiento un sentido de creación. Vallejo vendría a ser el precursor en lengua española de esta poética del lenguaje y del conocimiento.

La ironía en su estética

Viendo Vallejo la inaccesibilidad del origen último de la poesía, que todo conocimiento es único e intransferible, a diferencia del sentido agresivo y mordaz, del sarcasmo y el humor socarrón que busca la risa fácil en la burla del otro, el escritor encontró en la ironía, desprovista de ostentosidad y mofa, la fórmula para ir enseñándonos, cual moderno y paternal Dante, las nuevas rutas de la creación literaria. Esa actitud de no tomarse demasiado en serio las cosas, a pesar de lo importante que eran, esa postura de autoironía de su ser atormentado, hacía de Vallejo un creador que podía desdoblar sus angustias en una segunda persona neutra aparentemente; pero que era muletilla técnica para expresar un humor tierno, entrañablemente humano. Como se lee en el verso final de su poema "En suma no poseo para expresar mi vida", cito: "César Vallejo, te odio con ternura". Esa ironía es un eje central de su obra; a su vez, como el elemento lúdico que atraviesa la mayoría de sus textos. Se ha pretendido etiquetar a Vallejo en una supuesta poética del dolor o una experimentación vacía. Pero el legado de Vallejo es grande y polisémico. César Abraham, el otro Vallejo, el audaz innovador de poesía, el del humor sutil y entrañable, el de un poeta, un hombre que amó la vida, es el que he pretendido apenas bosquejar. A partir de esa sabia y milenaria dialéctica en la que el sufrimiento y la felicidad son expresión de un mismo rostro perfecto y asimétrico, se trasluce una poética del conocimiento humano expresada evocativamente a través de la palabra como metáfora de la vida y la muerte. Por ello, acabaré parafraseando a Vallejo: la poesía, como la vida, percibe los grandes números del alma, las obscuras nebulosas de la vida, que residen en una tournure; en fin, en los imponderables del verbo.

sábado, noviembre 21, 2009

El Tributo a Julio Cortázar fue entrañable. El Madrid literario no da tregua

Hace unos años cuando dije que Madrid era la nueva París literaria, muchos me miraron con ironía. Sin embargo, en la última feria del libro de Madrid la mayoría de escritores latinoamericanos afirmaron lo que yo pregonaba antes. Por supuesto nadie citó mis palabras. Cuando puse en un post hace un año que había un boom poético en Madrid, me dijeron que exageraba. Ahora veo que muchos blogs ya dan cuenta de esta fiebre poética. Ahora os digo: “Angosta es el lugar donde se ha refugiado la literatura en esta ciudad”.
Yo me he formado en el paradigma que en los pequeños lugares puedes encontrar la magia. Me canse de leer en lugares académicos. Y fiel a mi estilo Alternativo busque siempre espacios donde hubiera intimidad y silencio para la poesía.
El tributo a Cortázar fue inolvidable. Pasamos un fragmento de una entrevista a Julio en TVE, donde hablaba con lucidez sobre el boom latinoamericano. También pusimos el audio de un texto de Rayuela leído por el propio Cortázar.
La lectura de poemas propios fue genial. Álvaro Guijarro es el que diseño el afiche de Cortázar. Sara Valenzuela leyó un texto narrativo que me encanto. Lucia de la Fuente un poema que tenía brillo a los Cronopios y Famas. Y yo leí algunos poemas inéditos y me sentí bien.
Angosta estaba ayer petado. Lo mejor es que hay un público joven en su mayoría de universidades y talleres literarios que vienen a los tributos. Y es gente nueva, fresca y no los mismos poetas que van a casi todos los recitales. Lo cual me aburría. Luego de los homenajes a Bukowski, Alda Merini, Panero y Cortazar. Se vienen los de Vallejo, Blanchot, Chatwin, Sodergran y Bolaño.
Estoy viendo nacer una nueva generación. Somos ya la vanguardia poética en Madrid.

lunes, noviembre 16, 2009

Crónica Underground del festival Ñ de literatura


Empezaré esta crónica enumerando los errores del festival, pero terminaré señalando sus virtudes. No me pareció mal que se cobre 15 euros la entrada, lo que me desagradó fue la pésima calidad en la mayoría de conferencias. Si uno paga, lo que se espera es escuchar un mínimo de rigor en las disertaciones literarias. Lo que predominó en las conferencias es la improvisación y el cachondeo.
Por ejemplo, la conferencia de Agustín Fernández Mallo, fue una supuesta ironía antiacadémica, pero lo que resultó fue un pésimo monólogo de humor de cuarta categoría. Lo de Manuel Vilas, empezó interesante con la mención a la estatura de Kafka, pero luego se tornó repetitiva, y la inicial mueca de sonrisa se convirtió en una de hastió. Por no hablar de la dizque disertación de Fadanelli, cuyo supuesto texto de tres páginas, lo desmontó él mismo, diciendo que había dicho un montón de estupideces juntas. Si se les paga para hablar de literatura y no lo quieren hacer, simplemente no participen y entréguenle el lugar a otros que sí asumen a la literatura con profesionalismo. Estos tíos se ganan el dinero fácil. Pagar 15 euros para escuchar hablar de literatura en tiempos de crisis no es poca cosa. Sin embargo, debo acotar que sí existieron conferencias interesantes, como “La enfermedad de los escritores”, brillantemente expuesta por la destacada escritora Soledad Puértolas, a quien conocí y felicité por su intervención.
Otra contradicción fue el desnivel que hubo entre los escritores invitados, algunos de indudable calidad junto a otros novatos cuyo talento es por decir lo menos “cuestionable”. Me imagino que la amistad, en este caso, jugó un papel importante para que hayan sido convocados. Otro fallo fue la calidad de los músicos, quienes realmente fueron somníferos y bastantes sosos.
Lo mejor de este festival fue la lectura de poemas inéditos de Antonio Gamoneda. Su reflexión sobre la poesía fue profunda, y sus poemas, geniales. Creo que la próxima entrega de de Gamoneda será su mejor libro. Me encantó hablar con Antonio en varias oportunidades durante el festival. Es una persona sencilla y amable. Va a su rollo y eso me gusta. La participación de Leopoldo María Panero fue accidentada, pero él es así, se puede dar el lujo, luego de escribir grandes poemarios, de decir lo que quiera; sin embargo, en esos breves momentos de lucidez, durante su disertación y lectura, dijo algunas cosas sugerentes que me estremecieron. Al final me comprometí con Leopoldo en llevarlo a Perú, ante lo cual me dio un beso en la mano (me saludaba con el puño en alto cada vez que me veía).
En la maratón de poesía, me decepcionó el nivel de los poetas que leyeron, solo salvándose la buena poesía de Juan Carlos Mestre. Le prometí a Mestre escucharlo en el recital y me quedé hasta el final solo para oírlo. Me da alegría que le hayan dado el Premio Nacional de Poesía.
A modo de anécdota, contaré que, en algunas conferencias, estuve de francotirador para que no se la llevaran fácil los ponentes. Me divirtió mucho que Vicente Molina Foix no me responda sobre su “error” al denominar a Latinoamérica como “Las Españas”. Noté cierto tufo neocolonialista en dicha frase. Álvaro Pombo tuvo luego la decencia de hablarme del tema. Hablé con el mítico Jorge Herralde, me pareció un caballero en todo el sentido de la palabra. Al final pude dialogar con Fernando Iwasaki, quien vive hace décadas en Sevilla, de forma casual, me presentó a Ray Loriga y Rodrigo Fresán.
En términos generales, el festival me gustó. Salvo los errores que he señalado. Algunas conferencias y lecturas fueron inolvidables; solo por eso, valió la pena asistir.




miércoles, noviembre 11, 2009

Yo François Villon by Leopoldo Maria Panero. Breve digresión de preámbulo.

En la última feria del libro de Madrid conocí a Leopoldo María Panero. Hablamos y leímos juntos versos de Piedra Negra sobre una Piedra Blanca de Cesar Vallejo. Cumplí un sueño. Pero verlo me jodió. Mientras otros contemplaban con estupidez el mito, yo vi un hombre destruido por la poesía. Pensé: “no voy acabar así”. No sé si quiero volver a verlo.
Donde otros veian espectáculo, yo contemplé una persona consumida por la locura y el desamparo. Hay poetas que es mejor conocerlo solo en los libros. Si quieres ver un agujero negro, contempla a Panero. O mejor lee este poema.

Yo François Villon


Yo François Villon,
a los cincuenta y un años
gordo y corpulento, de labios color ceniza
y mejillas que el vino amoratara,
a una cuerda ahorcado
lo sé todo acerca del pecado.
Yo, François Villon,
a una cuerda pendido
me balanceo lento, habiendo sido
peor que Judas, quien también murió ahorcado.
Las viejas se estremecen al oir mis hazañas
pues no tuve respeto para la vida humana.
Que el viento me mueva, ya oigo cerca las voces
de aquellos que mandé a freir monas.
Me esperan en el infierno
y alargan las manos
porque se ha corrido allí, del Leteo al Cocyto
¡que al fin Villon había muerto ahorcado!
Ya la luna aparece, e ilumina la horca
dando a mi rostro el color de la sangre
yo, que hice mal sabedor de lo que hacía
hasta que por fin he muerto ahorcado.
Ya los lobos ladran en torno al patíbulo
y los niños gritan, parecidos a ratas:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Viejas que me insultabais en la carretera oscura:
¡sabed que el semen moja mis caderas
y es fresco y sabroso el semen del ahorcado!
Que mis dientes sirvan
de jugo en tu caldera
bruja de los límites, tú a quien admiro
sabedora de embrujos, de filtros y de hechizos
más poderosos que la fe y los apóstoles
de quienes se burló el Mago,
más apta que ellos para conocer el dolor
¡de este que un sepulcro merece!
Y que el viento diga, al amanecer, mañana
vanamente a ranas y a gusanos
Villon se ha hecho al fin célebre
pues al fin una horca dibuja su figura
¡Villon ha muerto ahorcado!
Y que de mi mano ajada caiga la rosa
que de mis dientes estrujaron
pues ella supo mis crímenes
y fue mi confidente
y dígalo ella al mundo, cayendo sobre el suelo¡Villon ha muerto ahorcado!
Pronto vendrá la canalla
a hozar en mi tumba
y orinarán encima, y los amantes
harán seguro el amor sobre mis huesos
y será la nada mi más escueto premio
para que ella lo diga,
no sé si nada o rosa:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Sabrán de mí los niños
de edades venideras
como de un gran pecador
y asustados correrán a esconderse
bajo las sábanas cuando sus madres
le digan: "Cuidado ahí viene."
Y esa será la fama de Villon, el Ahorcado.
Y será tal mi fama que prefiero el olvido
porque un día, mañana
de ese futuro que el hedor hace
parecerse al recuerdo, una mano
dejará caer, al oir mi nombre
el fruto del culo, el excremento
y mi vida, y mi carne, y todos mis escritos
¡promesa serán sólo para las moscas!

martes, noviembre 10, 2009

Menos vanidad y más trabajo y Poemas Underwood de Martín Adán

Martín Adán por Enrique Polanco


Martín Adán escribió la primera versión de La Casa de Cartón -donde está incluido los Poemas Underwood- cuando tenía 14 años. Como parte de un trabajo que le encargo Luis Alberto Sánchez, su profesor en el Deutschen Schule. Aunque el libro se publicó cuando él estaba por cumplir los 20 años. La Casa de Cartón es considerada la novela precursora del Boom Latinoamericano.
Lo señalo para todos aquellos que dicen, que no debo ser tan duro con los que escriben mala o regular poesía, disculpándolos porque son jóvenes. No hay disculpa alguna. Antes de los 20 se pueden escribir poemas de gran calidad y después de los 30 con mucho más razón. Por eso me gustan menos los recitales de poesía, que son un monumento al narcisismo superficial y me gustan más los tributos, que es una forma de agradecer con humildad la obra de los grandes poetas.
Un último dato, los posteriores libros de Martín Adán fueron distintos y más clásicos, pero igual de buenos que el primer libro. Es que algunos creen que La Casa de Cartón también se puede considerar un libro sui generis de poesía en prosa. Destaco los extraordinarios poemarios de Martín: Escrito a Ciegas, La Mano Desasida, La Piedra Absoluta y Diario de Poeta.
Con este post me tiro abajo dos mitos, el primero que no se puede escribir un poema de gran calidad antes de los 20, y el segundo, que se puede escribir un gran libro de joven y mantener el nivel hasta viejo. El mito de Rimbaud se derrumba.
Menos vanidad y más trabajo.
Bueno, ahora si lean a Adán y ¡jodanse! :):):):)

Poemas Underwood

Prosa dura y magnífica de las calles de la ciudad
sin inquietudes estéticas.
Por ellas se va con la policía a la felicidad.
La poesía gafa de las ventanas es un secreto de costureras.
No hay más alegría que la de ser un hombre bien vestido.
Tu corazón es una bocina prohibida por las ordenanzas
de tráfico.
Las casas rumian sus paces de buey.
Si dejaras saber que eres un poeta, irías a la comisaría.
Límpiate de entusiasmos los ojos.
Los automóviles te soban las caderas, volviendo la cabeza.
Cree tú que son mujeres viciosas. Así tendrás tu aventura y
tu sonrisa para después de la cena.
Los hombres que tropiezan tienen la carne encallecida de
oficina.
El amor está en cualquier parte, pero en ninguna está
de otro modo.
Pasaban obreros con los ojos resentidos con la tarde, con la
ciudad y con los hombres.
¿Por qué había de fusilarte la Checa? Tú no has acaparado sino
tu alma.
La ciudad lame la noche como una gata famélica.
Y tú eres un hombre feliz, quizá el único hombre feliz.
Tienes camisa y no tienes grandes pensamientos de ninguna
clase.
Ahora siento cólera contra los acusadores y los consoladores.
Spengler es un tío asmático, y Pirandello es un viejo estúpido,
casi un personaje suyo.
Pero no he de enfurecerme por pequeñeces.
Mil cosas han hecho los hombres peores que sus culturas:
las novelas de Víctor Hugo, la democracia, la instrucción primaria,
etcétera, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero los hombres se empeñan en amarse los unos a los otros.
Y, como no lo consiguen, acaban por odiarse.
Porque no quieren creer que todo es irremediable.
La polis griega sospecho que fue un lupanar al que había que
ir con revólver.
Y los griegos, a pesar de su cultura, fueron hombres felices.
Yo no he pecado mucho, pero ya sé de estas cosas.
Bertoldo diría estas cosas mejor, pero Bertoldo no las diría
nunca. Él no se mete en honduras -y está viejo, quiere paz y hasta
apoya a los moderados.
El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado
decente. No hay manera de hacerle hablar cuando está borracho.
Cuando no lo está, abomina de la borrachera o ama a su prójimo.
Pero yo no sé sinceramente qué es el mundo ni qué son los
hombres.
Sólo sé que debo ser justo y honrado y amar a mi prójimo.
Y amo a los mil hombres que hay en mí, que nacen y mueren a
cada instante y no viven nada.
He aquí mis prójimos.
La justicia es unas estatuas feas en las plazas de las ciudades.
Ninguna de ellas me gusta ni poco ni mucho -no son diosas
ni mujeres.
Yo amo la justicia de las mujeres sin túnica y sin divinidad.
En punto a honradez, no soy de los peores.
Como mi pan a solas, sin dar envidia a mi prójimo.
Nací en una ciudad, y no sé ver el campo.
Me he ahorrado el pecado de desear que fuera mío.
En cambio deseo el cielo.
Casi soy un hombre virtuoso, casi un místico.
Me gustan los colores del cielo porque es seguro que no son
tintes alemanes.
Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi
nada hombre.
No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser
como los otros. No quiero ser feliz con permiso de la policía.
Ahora en las calles hay un poco de sol.
No sé quién se lo ha llevado, qué mal hombre, dejando
manchas en el suelo como un animal degollado.
Pasa un perrito cojo -he aquí la única compasión, la única
caridad, el único amor de que soy capaz.
Los perros no tienen Lenin, y esto les garantiza una vida humana
pero verdadera.
Andar por las calles como los hombres de Pío Baroja -(todos
un poco perros)-.
Mascar huesos como los poetas de Murger, pero con
serenidad.
Pero los hombres tienen posvida.
Por eso dedican su vida al amor del prójimo.
El dinero lo hacen para matar el tiempo inútil, el tiempo
vacío…
Diógenes es un mito -la humanización del perro.
El anhelo que tienen los grandes hombres de ser
completamente perros. Los pequeños hombres quieren ser
completamente grandes hombres, millonarios, a veces dioses.
Pero estas cosas deben decirse en voz baja -siento miedo de
oírme a mí mismo.
Yo no soy un gran hombre -yo soy un hombre cualquiera que
ensaya las grandes felicidades.
Pero la felicidad no basta a ser feliz.
El mundo está demasiado feo, y no hay manera de
embellecerlo.
Sólo puedo imaginarlo como una ciudad de burdeles y
fábricas bajo un aletazo de banderas rojas.
Yo me siento las manos delicadas.
¿Qué soy, qué quiero? Soy un hombre y no quiero nada.
O, tal vez, ser un hombre como los toros o como los otros.
Tú no tienes las ojeras demasiado grandes.
Yo quiero ser feliz de una manera pequeña. Con dulzura, con
esperanza, con insatisfacción, con limitación, con tiempo, con
perfección.
Ahora puedo embarcarme en un trasatlántico. E ir pescando
durante la travesía aventuras como peces.
Pero ¿a dónde iría yo?
El mundo me es insuficiente.
Es demasiado grande, y no puedo desmenuzarlo en pequeñas
satisfacciones como yo quiero.
La muerte es sólo un pensamiento, nada más, nada más…
Y yo quiero que sea un largo deleite con su fin, con su calidad.
El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico.
Citeres es un balneario norteamericano.
Los yanquis tienen la carne demasiado fresca, casi fría, casi
muerta.
El panorama cambia como una película desde todas las
esquinas.
El beso final ya suena en la sombra de la sala llena de candelas
de cigarrillos. Pero ésta no es la escena final. Pero ello es por lo que
el beso suena.
Nada me basta, ni siquiera la muerte; quiero medida, perfección,
satisfacción, deleite.
¿Cómo he venido a parar en este cinema perdido y humoso?
La tarde ya se habría acabado en la ciudad. Y yo todavía me
siento la tarde.
Ahora recuerdo perfectamente mis años inocentes. Y todos los
malos pensamientos se me borran del alma. Me siento un hombre
que no ha pecado nunca.
Estoy sin pasado, con un futuro excesivo.
A casa…

("La casa de cartón". Lima,Perú, 1928)

domingo, noviembre 08, 2009

El tributo a Bukowski y Alda Merini






El tributo Bukowski salió bien. Leyeron en el homenaje: Lucia de la Fuente, Sara Valenzuela, Álvaro Guijarro, Chema Rubio, Pepa Díaz, Danilac, un servidor y otros cuyos nombres no me acuerdo. Luego hicimos un pequeño homenaje a Alda Merini donde Valentina leyó los poemas de la Merini en italiano y en español. Fue una buena idea poner en una pantalla las imágenes de Bukowski mientras leíamos. Era surreal.

Me gusto que el público fuera nuevo. Osea no eran los mismos de siempre que van a todos los recitales de poesía. Pero la fiesta de la poesía empezó una vez acabado el tributo. Los hermanos de la Fuente demostraron ser unos amantes de la buena música.

El mejor rock que he escuchado en Madrid, lo he oído anoche en la taberna Angosta. Nos sentíamos tan plenos que Álvaro me dijo en clave Blanchot: “He encontrado mi lugar y este es mi banco”. Lucia con lentes rosas bailaba detrás de la barra, era una imagen onírica: “Che, estoy feliz”. Sara bailaba con Dylan y Artaud y en sus momentos de silencio se ponía a escribir versos en su móvil. Adri conversaba sobre los 80s con un par de desconocidos. Pepa se encontró con un par de chicas que la veneraban como si fuera una estampita de la virgen María. Y yo fumaba un cigarrillo contento de escuchar por fin en un garito a Joy División. Con Álvaro en una alucinación compartida creímos ver encima del bar El Jardín de las Delicias de El Bosco. Fue una noche desbordante, intensa y surrealista.

El próximo tributo se hará a Leopoldo María Panero. Estamos pensando hacer otros tributos dedicados a Edith Sodergran, Maurice Blanchot, Elizabeth Barret, Antonin Artaud, Primo Levi, Cesar Vallejo, Emil Cioran, Oliverio Girondo, Cesar Moro, Jean Arthurd Rimbaud, Julio Cortazar,Carlos Edmundo de Ory, etc. Los tributos lo organizamos Lucia, Sara, Álvaro y yo.

Bukowski y Alda Merini bebieron ayer con nosotros.