martes, abril 14, 2009

Epístola A Los Poetas Que Vendrán by Manuel Scorza

Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por donde venía la ardiente cólera.


Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.


Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá.


Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
el rumor de un pueblo que despierta
¡es más bello que el rocío!
El metal resplandeciente de su cólera
¡es más bello que la espuma!
Un Hombre Libre
¡es más puro que el diamante!


El poeta libertará el fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.

7 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Precioso... el poeta puede hacer grades logros.
besos y amor
je

Marina Centeno dijo...

Me gusta la voz poética que sentencia, que admite...y lo que pretende.

Saludos.

Laura Martín-Pérez González dijo...

Siempre que me paso por aquí descubro algo interesante.
Y siendo Manuel Scorza de la misma generación que Vargas Llosa me animo a investigar un poco más.
Un saludo.

Unknown dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por tu blog y este poema me ha gustado de verdad... tiene fuerza y optimismo.
Un abrazo
JALI

Álvaro Guijarro dijo...

Menudo poema, que barbaridad.
"Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella"...

Un abrazo Leo.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

he vuelto a leerlo. Estoy en acuerdo con tu poema
besitos y amor
je

Pina dijo...

Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
...
Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá
...

¡eso!