martes, julio 28, 2009

Wiracocha pasea por las calles de Madrid

Cada noche un dragón rojo vigila mi sueño y Wiracocha camina por las calles de Madrid. Es verano de julio y el cielo está nublado. A miles de kilómetros, cruzando el mar Atlántico, la voz de mis ancestros me llama ¿Que hizo el inka Garcilaso para curar la agonía de su exilio?

Mi estirpe esta casi extinta. Soy uno de los últimos vestigios de un gran esplendor. Lo he dado todo por la literatura y en mis palabras he tratado de que hablara el lenguaje de mi sangre. Escribo en la lengua de mis colonizadores, pero mi espíritu va más allá de sus palabras. Soy un virus en la gramática de España ¿Cómo expresar lo que siento en un idioma que no es mío?

No siento nostalgia. Pero soy extranjero en estas tierras de Castilla. A veces tengo ganas de gritar en su plaza mayor mi rabia contenida. Pero me callo. He escondido mi dolor debajo de mis lentes redondos. Pero a veces no puedo evitar esconder mi mirada desolada en el crepúsculo.

Sé que deseas que acabe solo, lejos de mi patria. Tengo la fe de que mis palabras sirvan para algo.

¡Oh Wiracocha, la misión es dura! Ten misericordia de este hijo tuyo.

3 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

La gran riqueza del Perú es el mestizaje, estimado Leo. Y creo que es el presente y el futuro de España, también (por no decir el pasado que aun es más mestizo).

La nostalgia Inca nos invade muchas veces, sin ser yo descendiente directo de alguno, pero es más que seguro que en el 95 % de peruanos corre también sangre indígena, no pura, pero indígena al fin y al cabo. El gran problema que la gran mayoría no quiere reconocer eso y han hederado el pensamiento colonial, lamentablemente.

Estamos en ésta tierra para "mestizarla" más! manos a la obra, amigo.

Un abrazo.

Gio.

Leo Zelada dijo...

Un abrazo Giovanni. En verdad es la tolerancia y la aceptación de la diversidad en el Perú.
Esa es nuestra misión: "Poner nuestro color en este mosaico intercultural".

Un abrazo.

Kosmonauta del azulejo dijo...

Puedo suscribir cada una de tus palabras en un 25%, que es todo lo que tengo de india (que al resto se lo cargó mi propia gente allá por el 800).
Pero podría agradecerle a Wiracocha, eso sí, que me permitiera viajar con alas de cóndor sobre Machu Pichu, una noche en Tarragona (explicarlo sería demasiado largo) y, mientras veía la ciudad desde el aire, preguntarme cómo hacía esa gente para iluminrse tan bien si no tenían luz eléctrica...
Será que quedan pocos, es verdad, pero ya sabes cómo esto: que los mejores perfumes van en frasco chico, lo mismo con los buenos vinos, dicen, y lo que queda es la esencia, el perfume, que eso no se perderá jamás.
Que la piel roja despierte el lado emocional en el hombre.
Un abrazo.