Ayer hablé demasiado y no logré aliviar mi dolor. Odio las palabras. Desde que estoy lejos de mi patria he empezado a hablar más. Aunque creo que me comunico menos. Soy un crepúsculo.
He permanecido la mayor parte de mi vida en silencio y ahora me sorprendo de mi locuacidad inusitada. He de volver a ser el Amaru.
La luna me hace recordar mi destierro. Mi tragedia innombrada.
Escribo cuando todos duermen. La noche es mi amante. Como un búho miope salgo por las calles sin sentido…
Recalo en la esquina de un bar. Observo el escenario con nitidez. Personajes que emiten ruidos extraños con la boca. Ademanes falsos y superficiales. No me reconozco entre ellos.
Estoy tan lejos de todos.
Prefiero la soledad de las avenidas a la compañía de mis semejantes.
A veces no me siento humano.
7 comentarios:
curioso, de las cosas más humanas que te he leído. desterrados toda la vida, hasta que volvemos a casa.
No hay hogar, ni casa mi estimado anónimo. Para un escritor su única patria es la lengua.
Hablar mucho y comunicar poco, eso es lo más humano que hay.
Un beso!
Hay una canción que se llama "Cine mudo" de Alis.
L.R.
Hablar mirándose a los ojos, adivinándose, sintiendo las palabras antes de escucharlas, intuyéndolas, es poder sentir que aprendes de ti mismo a través de los silencios de la persona con quien te estás comunicando, es una especie de hablar sin hablar en el que se puede decir todo sin apenas decir nada. En esas ocasiones, con esas personas con quien para hablar apenas se necesitan palabras, es cuando más cerca me siento de mi propia voz, esa voz que cuando más resuena, es cuando apenas la oigo.
Ayer leí "La chica más bella de la ciudad". Sólo puedo decirte gracias.
Puede ser Eva. O quizás lo contrario. Me dejaste pensando.
Un beso.
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