miércoles, diciembre 03, 2008

Gatuna Navidad

24 de diciembre

Hoy es víspera de Navidad. Una fecha especial para muchos y un día de mierda para otros. Para los creyentes cristianos es la más importante del año. Es un día de paz para ellos y de felicidad por el nacimiento de Jesús, el hijo de su Dios. La gente por una vez en el año, trata, o intenta al menos, de pasarla bien en familia. Tal vez para los ciudadanos seculares no creyentes, sea como una especie de pretexto para una reunión familiar. Esto último, ha hecho que la Navidad se convierta en un fenómeno social al cual uno inevitablemente no puede escapar. Pero también es cierto que la Navidad es un comercio. La televisión bombardeándonos con melodramáticos anuncios. Los periódicos ofreciendo grandes ofertas. Las calles llenas de focos navideños multicolores y de rebosantes anuncios televisivos diciendo: “Haz feliz a tu familia en Navidad, compra tal o cual cosa”, y un largo, tedioso y oneroso etcétera.
No obstante, para los solitarios, esta época es terrible. A pesar de que uno no le da importancia al tema, en el fondo esta fecha sirve para hacernos sentir que estamos solos. Que hay gente pobre que no tiene Navidad, y nunca la tendrá. A mí alrededor veo mendigos trabajando, niños vendiendo golosinas. He decidido ir a una feria. Allí he tratado de ocupar mi tiempo en distraerme.
He acabado ya toda mi cajetilla de cigarros. Camino por las calles tropicales de Acandi. Mas un dolor imperceptible y agudo comienza a crecer dentro de mí.
Estoy en un bar, he tomado varias cervezas escuchando música en una vieja rockola. De pronto comienzo a sentirme mareado. Qué raro, si no he tomado tantas como para sentirme así. Un dolor agudo me recorre los huesos. Tengo la extraña sensación de que me voy a caer en cualquier momento. Salgo con mareos a la calle.
Ahora me entran las ganas irrefrenables de echarme a la cama. Me siento mal. No creo poder llegar al lugar donde estoy alojado. En ello veo el hotel cerca, creo que lo mejor es descansar. Entro. Pido la llave de la habitación. Camino tambaleándome por el pasadizo. ¿Qué me esta pasando? Abro la puerta del dormitorio. Estoy sudando. La cabeza comienza a darme vueltas.
Me echo en la cama. Estoy temblando, mierda, estoy temblando de frío, ¿qué me esta pasando? No lo sé, pero no puedo mover los labios, siento como si me estuvieran estirando los huesos con brutalidad. Me duelen los músculos de mi cuerpo. Es un dolor insoportable. Tengo ganas de dormir, pero tengo la rara sensación de que si duermo en medio de esta fiebre puedo amanecer muerto. Me aferro a que debo permanecer despierto para no morir.
Así me quedo entre la vigilia, el sueño accidentado, mareos, alucinaciones extrañas y el dolor agudo de mis articulaciones.


25 de diciembre

Amanecí mejor, un poco cansado y sudoroso. Tengo sed. Voy al baño y bebo ingentes cantidades de agua. Me siento un poco débil. A pesar de todo estoy como si hubiera renacido.
Me lavo la cara. Salgo del hotel. Me dirijo a la posta médica. El doctor, luego de escuchar mi descripción, me dice que me ha dado la letal fiebre denominada “la quiebra huesos”.
–Has tenido suerte, muchacho, de llegar vivo hasta aquí, sin remedios muchos llegan ya cadáver.
–Tengo más vidas que una tropa de gatos negros doctor.
–Eso veo joven, eso veo.
Un gato a pesar que lo tiras de espaldas al aire siempre cae de pie.

4 comentarios:

MAR dijo...

¡Así es!
Y cada uno tiene escrito en la frente el momento de partir....ni un minuto antes ...ni un minuto después.

Cariños para ti y adelantada Feliz Navidad...y una vidapara todos más justa, con mas amor y menos desigualdad.
mar

Leo Zelada dijo...

Gracias Mar.

Un beso para ti y pasalo bien.

Ciudad Somnolienta dijo...

Pues de regreso a las tierras familiares-navidenias...

Aca los frijoles, los tamales, los buniuelos y el pastel de elote (sin dejar atras a todo el pavo y los kilos de tortillas, de harina o maiz que se consumen) estaran a la orden del dia en cuanto el ninio dios (como le dicen) este a punto de (volver) a nacer....

Saludos Leo...


Txus

Leo Zelada dijo...

Hola Jesus,

Pues suena bien ese recuento familiar navideño mexicali. Yo la verdad ya asumí mi condición de apatrida. Lo ironíco de ahora es que estoy en Madrid.

Un abrazo.