jueves, enero 10, 2008

Poesía Peruana Contenporánea: Neón, historia del último grupo literario de vanguardia


Recuerdo que ese invierno le dije a Carlos Oliva: “Vamos a formar un grupo de poetas, que sea el más parricida y maldito de la poesía”. Y él me dijo: “Está bien, hagámoslo”.

Fue a mediados del año 1990, cuando fundamos con Carlos Oliva el grupo Neón. Nuestro primer recital lo dimos en la Universidad Villareal. Aún no teníamos un nombre y en ese momento a Carlos se le ocurrió: ”Nos llamaremos Neón: porque somos la luz en la oscuridad, Rubén”. Esas fueron sus palabras textuales. Así empezó todo.

El primer recital lo hicimos en diciembre de ese mismo año, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y fue un éxito. A partir de ese momento organizaríamos una serie de encuentros de poesía con rock, instalaciones pictóricas, teatro de agresión, performance que buscaban acabar con la pasividad del receptor. El más célebre de esos ciclos se llamo “Poesía con Cólera”. Allí participaron todas las universidades públicas y privadas de Lima.

Entonces ya se habían incorporado los demás integrantes de la segunda etapa del grupo como Juan Vega, Miguel Ildelfonso, Héctor Ñaupari, Paolo de Lima, Mesías Evangelista, Roberto Salazar. Estos recitales de arte total tenían como eje central la poesía. Fueron un fenómeno social en los primeros años de la década de los 90s del siglo pasado. Era seguido por las secciones culturales y de juventud de la prensa capitalina.

Recuperábamos la poesía urbana, y una vuelta a la orilla lírica, la cultura híbrida peruana. Lo underground en un mar de colores pasteles. En aquella época yo vestía todo de negro, con botas militares, cadenas y una cinta roja en el brazo como si fuera un Punk-Dark.

Carlos era mi mejor amigo. Juntos boicoteábamos todos los recitales de poesía que se nos ponían en frente y si había alguna pelea en honor de la nueva poesía que representábamos, pues nos agarrábamos a golpes con nuestros ocasiones enemigos de la noche.

Muchos de estos actos acababan en lecturas de poemas en las plazas públicas, entre un mar de botellas rotas que se estrellaban en la noche. Eso de torear carros lo inventé yo, como una especie de rito de iniciación para los nuevos miembros de Neón. Mas luego se convirtió en una costumbre que teníamos algunos neones cuando estábamos muy ebrios y pasados. Éramos los duros de la poesía.

En alguna entrevista al diario El Comercio, en 1993, dije lo siguiente sobre esa época: “Cuando salimos éramos autodestructivos, vivíamos en un estado perpetuo de ebriedad y alucinación. No tanto como evasión sino como una manera de experimentar visiones. Nos peleábamos con todos, y tuvimos que ser escandalosos para ser escuchados. Pero lo que fue una forma de liberación luego se convirtió en perdición. Fue un experimento raro pero necesario, pues todos veníamos de familias desintegradas, por lo que la pandilla fue nuestro hogar. Nos mostramos al mundo como éramos, sin reprimirnos".

Mi profesor de literatura en la Universidad, Antonio Gálvez Roncero, me expresó que era la primera vez que por adelantar un fragmento de un libro, había surgido tanto alboroto en la prensa, a favor y en contra. Eso pasó con Delirium Tremens mi primer texto publicado, más no mi primer poemario. El libro, en su versión completa, fue editado en 1997. Ya tenía encima la fama de poeta maldito y fue imposible, desde ese momento, separar mi obra de mi persona. En esos años andaba loco, todos los días tomaba alcohol en los lugares más sórdidos de la ciudad, junto con Carlo ibamos totalmente puestos de cocaína. En esos estados alterados del espíritu, daba recitales, mandaba a la mierda al público en los lugares más solemnes y académicos, o leía acompañado con guitarristas de Rock. Empezaba a leer con entonación pausada, para terminar vociferando como un vocalista de Hard Core.

Uno de los múltiples actos, el que queda más en el recuerdo, fue aquella vez que entre con decenas de punks y destrozamos el Centro Cultural Magia, bastión entonces de la cultura decadente peruana. También fue conocida la polémica que tuvimos con Mirko Lauer, al cual le quite el micro, ante la negativa de este grandilocuente personaje de aceptar la importancia de nuestros textos. O las polémicas públicas con Antonio Cisneros, con el que hicimos las paces en medio de una borrachera, a la que tuvo el honor de invitar. Con Oliva, solo reconocíamos como gran poeta de nuestra patria a Cesar Vallejo y los demás nos parecían fantoches. Y detestabamos a Becquer, Mistral, Benedetti. Aunque con el tiempo reconocimos la importancia de Cisneros y Enrique Verastegui.

Carlos y yo éramos los más radicales del grupo, el resto de miembros siempre nos acompañaban en algunas acciones, pero casi nunca intervenían. Los demás de integrantes no compartían nuestro extremismo poético. Yo de niño fui miembro de una pandilla en el puerto de El Callao y Carlos también fue un guerrero de la calle, pero en el distrito del Rímac. Así que, esto de ir contra el orden establecido, las instituciones y saltarnos las leyes era parte de nuestro día a día. El resto eran chicos rebeldes en época universitaria, o jóvenes de clase media que ingresaron al grupo, porque estaba de moda.

En ese contexto no me sorprendió por ello que Beto Ortiz, conocido entrevistador de la televisión peruana, haya escrito en un prologo que realizó al poeta Lizardo Cruzado, que había pertenecido al grupo Neón. Lo cual es falso. Siempre fue su sueño, pero nunca ocurrió. O que dizque críticos literarios como Marcel Velásquez, hayan pedido de rodillas su ingreso a nuestra cofradía, sin ningún resultado. Sí estuvieron brevemente escritores, y ahora catedráticos universitarios, como Carlos García Miranda, Selenko Vega, Miguel Maguiño o Iván Segura. Toda esta facción academicista, fue expulsada cuando liderados por Carlitos García pretendieron hacerme un golpe de estado literario en la conducción del grupo. En esos años se discutía con gente con la cual se discrepaba pero que al menos eran inteligentes. Ahora uno discute en blogs, con una joven promesa de 40 años, o con un ignorante aprendiz de crítico, como es el gago Thays o el enano Faverón . Dos tristes mediocres eunucos.

Lo más interesante que ingreso a Neón fue “Virgen Sideral”, integrado por Nagel y Paul Saavedra, ellos trajeron propuestas de ciencia ficción, cómic, o mezclas de psicodelia experimental y música aleatoria con poesía.

Pasando a temas más serios, e ingresando a los momentos de tensión, quizás lo más peligroso, fue cuando sufrimos una infiltración de simpatizantes del grupo terrorista Sendero Luminoso. Al cual combatíamos Carlos y yo en la universidad. Fue en un recital que organizamos en el auditorio 1 A de la Facultad de letras de San Marcos. El evento se convirtió en un “lleno total”. Mas no habíamos caído en la cuenta de que ese día era el aniversario del grupo senderista. Entonces empezamos a oír las acostumbradas peleas entre estudiantes y miembros de la policía, a las afueras de la ciudad universitaria. Pero esta vez, fue diferente. No solo detuvieron a cientos de estudiantes, sino que los terroristas iban facultad por facultad haciendo barricadas, y respondiendo con armas de fuego a la represión.

De repente empezaron a tirar las primeras bombas, justo al lado de nuestro acto. Fue en ese momento en el que tomé la determinación de no acabar con nuestro encuentro cultural, y exhorté al público para que se mantuviera firme y no se movieran de sus sitios. Había que vencer al miedo. Una a una fueron sonando las bombas al costado. Llegando, - las conté-, a haber diecisiete detonaciones, aquella mañana. Pero nadie se movió del auditorio. Ese fue nuestro logro. Como había algunos periodistas que venían a cubrir nuestra actividad artística, la policía no se metió con nosotros. Eso lo aprovechó un miembro silencioso de nuestro grupo, para dar sorpresivamente vivas a la lucha armada, ante nuestra sorpresa. Lo que se convirtió en motivo suficiente para expulsar a ese poeta de Neón personalmente. Aquel día declaramos la guerra abierta y frontal a Sendero, junto a Carlos Oliva. Por eso mi indignación por la pérfida labor de Paolo de Lima. La de mancillar la memoria de Oliva y de Neón sutilmente, contextualizando los 90s con un análisis, que pretende suavizar las brutalidades de aquella agrupación del terror, con la cual parecía simpatizar.

En 1993 realice un viaje con mochila al hombro desde Perú hasta Los Ángeles, Estados Unidos. Atravesé 13 países, crucé la selva amazónica, El Darién, los Andes y Centroamérica, ingresando a la tierra del tío Sam por Tijuana. Ese viaje cambio mi vida.Cuando ya no creía en nada, en cada pueblo que llegaba siempre encontraba a una persona sencilla, de campo, dispuesta a darme posada y hospitalidad sin conocerme. Esto me devolvió la esperanza en la bondad de la gente. No todo estaba perdido en el mundo. Por ello, y por algunas experiencias extraordinarias que pasé en mi travesía, abandoné mi nihilismo y ese tipo de bohemia. Sólo, con una pequeña mochila y mi diario de viaje me dediqué, en esta aventura, a viajar pueblo por pueblo de América y conocer sus costumbres y tradiciones.

Durante mi ausencia de 4 años en el exterior, me enteré de la muerte de Carlos en 1994, y de Juan Vega en 1996. Cuando retorné a mi patria, me di cuenta que Perú había cambiado. El circuito literario estaba muerto. Había un cierto orden pero escasa rebeldía. Me topé con la enorme sorpresa que Paolo de Lima, Selenko Vega, y hasta el serio crítico literario Ricardo Gonzáles Vigil habían tergiversado la historia del grupo, negando mi condición de fundador y líder del grupo Neón junto a Carlos, a pesar que era voz populi a principio de años 90s que era el que comandaba el grupo. Solo Oliva fundó conmigo el Neón, el resto llegaron después. Sentía que los homenajes que se le habían realizado a Carlos Oliva y Vega eran fruto del oportunismo. La realidad es que ninguno de los supuestos amigos de Oliva y Vega, estuvieron al lado de ambos, en los momentos previos a su muerte. Sabían que Carlos estaba mal por su adicción a las drogas, lo que provocó su muerte violenta. Se tiró contra un coche, en un estado de exaltación. O el caso de Vega, cuyo enorme problema político, motivó su misterioso asesinato. Hubo silencio y eso no lo puedo olvidar. Por ello, es además importante reconocer también el legado poético de Eli Martín, otro poeta miembro importante de Neón, que falleció de Sida, a finales de la década de los 90s y del Jose Gallino, otro integrante de Neon que tenía el mejor registro en vídeo de los inicios de nuestro grupo.

Cuando regresé, en 1997, refundé el Grupo. Esta vez con una motivación más política, interviniendo activamente en las protestas estudiantiles contra la dictadura, por ejemplo ingresando sin autorización en la Plaza San Martín o en la Plaza Mayor, para organizar mítines contra Fujimori. En aquel año, casi la totalidad de la intelectualidad peruana no protestó contra el Gobierno. Aunque sí había tímidos apoyos, lo que predominaba era el miedo. En 1999, cuando ya se veía caer el régimen autoritario, muchos oportunitas se volcaron a la oposición. Luego sacaron beneficios individuales, que es lo clásico en la cultura oficial peruana.

Sin embargo, no todo fue política. Sino más bien tratar de romper con nuestro propio paradigma de “malditos”, para explorar otros tipos de poéticas como la vanguardista conceptual, representada por José Calderón, Percy Ramírez, o el camino de las poéticas místicas, míticas en Luis Espejo o Gerson Paredes. Así como la neobarroca, en el caso de Harold Alva. Esta segunda etapa tuvo un énfasis estético. Buscar una propuesta intercultural híbrida, bajo el lema "Pasar de la Generación X a la nueva civilización planetaria". A su vez, se logró el sueño de devolver al espacio público la poesía. Para organizar, exitosamente, festivales culturales masivos, con la asistencia de miles de personas, que luchábamos por el restablecimiento de la democracia en Perú.

En una entrevista, que me hicieron en el año de 1992, para una revista de la Universidad Católica lo dije. “Neón pertenece a las calles de la ciudad, no a un solo lugar. Nos hemos reunido en la Plaza Francia, en la Avenida Tacna; en cualquier lugar donde nos agarraba la noche. Un local siempre implica, por un lado gastar -cosa que por lo general no podemos-, y por otro cierta formalidad, una limitación para las ganas de expresarnos que teníamos. Hemos frecuentado casi todos los lugares en donde hay un bar, pero preferíamos los lugares abiertos. Quiero referirme a la cuestión familiar que se ha mencionado antes: Neón para muchos de nosotros fue una familia. Nos acogíamos, apoyábamos y contábamos frustraciones, o alegrías. Nos aceptábamos como éramos, sin distinguir opciones sexuales ni políticas. Alguna gente nos llamaba marginales. Sin embargo ahora, hay un auge de la poesía `maldita´ y rebelde. A Neón le achacaron también esa denominación de marginalidad. Ahora es una moda llamarse marginal, hay gente que vive de eso. Nosotros, además, renegamos de una serie de convenciones, estábamos al margen. Rechazamos cosas, las cuestionamos, discutimos para saber mejor quiénes éramos y qué hacíamos, nunca para golpear. Los cuestionamientos tienen el fin de llegar a algo, de encontrar salidas. Si no cuestionáramos nada no estaríamos vivos. Éramos escépticos ante el discurso político, ante el poder oficial, ante las racionalidades formales, pero no ante la vida”. Con esta imagen de Neón me quiero quedar.

Ningún ensayo o trabajo reflexivo que se ha publicado hasta ahora, ha dicho lo que realmente fueron los años 90s. Ni el parcializado estudio de Luis Fernando Chueca, con la literatura más light, ni las declaraciones peyorativas de gente inepta para la poesía, como el caso del crítico literario Miguel Ángel Huamán.

Así, después de 18 años he escrito esta crónica. Para decir la verdad de nuestra experiencia. Para nosotros la poesía estuvo estrechamente vinculada a nuestras vivencias intensas y a una vocación auténtica. No buscábamos aplausos de aprobación. Tal vez por ello, fuimos los últimos románticos de la palabra.

Ahora, pasado el tiempo, ya no levanto banderas, como la generación poética de los 90s. Tampoco me interesa defender posturas nacionalistas o regionales. Si de algo me ha servido mi estadía en Europa, es para aprender la cultura desde una perspectivas más amplia. Lo cual no quiere decir que me olvide de mis raíces.

Con este escrito, espero haber acabado definitivamente con el tema de Neón. Pues hace años, ya pasé página a esta historia. Solo era mi deber hablar de estas cosas, por mi compromiso  con la poesía y la verdad de nuestra historia. En especial lo he escritor como reconocimiento a los 4 miembros de Neón fallecidos, que asumieron la poesía con la pasión y estremecimiento, que deben tener los verdaderos poetas y cuyo compromiso con el oficio fue más allá de la academia.

Con estas palabras, creo, al fin, haber cumplido con narrar la verdadera historia del grupo literario más radical de la poesía contemporánea: Neón.



Postdata.- En diciembre del 2000 se acordó la desaparición formal del grupo Neón, en una ceremonia pública de incineración poética de nuestros textos. En el año 2002 se publicó la antología poética del grupo Neón “Poemas sin límites de velocidad”.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

NO OLVIDES QUE CORAL TAMBIEN QUISO FORMAR PARTE DE NEON

Anónimo dijo...

Leo,
De verdad, pienso que en NEÓN podríamos rescatar lo mismo que en Colónida. Colónida tampoco fue un movimiento orgánico. El líder era Valdelomar, pero Valdelomar no era muy claro en sus ideas, sobre todo en las políticas. Sus ideas literarias, incluso, tampoco son tan claras y su escritura fue muy disímil. Valdelomar es realmente un escritor muy extraño; tiene poemas pésimos, salvo Tristitia y el poema dedicado al hermano ausente, pero son dos de los casi cien que escribió. En sus cuentos ocurre otro tanto. Los cuentos incaicos, por ejemplo, son casi cursis frente a grandes cuentos como El caballero Carmelo, Los ojos de Judas o El vuelo de los cóndores. Pero Colónida, en efecto, representó un espíritu de época y yo creo que NEÓN fue algo así como Colónida, un espíritu de época del cual pudimos participar todos, porque lo que nos diferenciaba eran matices.

Anónimo dijo...

En esta época llena de desfallecimientos y omisiones la toma de situación y de conciencia es ineludible, Leo. Y esto se edita a consecuencia de la necesidad de manifestarnos como hombres libres y como escritores con una nueva responsabilidad, con una nueva actitud ante el acto creador, ante los hechos derivados de una realidad con la que no estamos de acuerdo.
Neón quiso significar este punto crucial y culminante que vivimos. Y fue también un punto de partida. Desde aquí empezamos a deslindar las situaciones literario-políticas del país.
Hemos nacido en el Perú, país latinoamericano, subdesarrollado, hemos encontrado ágiles ruinas, valores enclenques, una incertidumbre fabulosa y la mierda extendiéndose vertiginosamente.
De un lado los jaleos políticos, domésticos, con sus líderes torpes e ignorantes y de otro lado la sucia y poderosa mano del imperialismo norteamericano manejando a estos y desquiciando la voluntad de un pueblo.
Todo aquello ha hecho la hora irrespirable, ha sofocado a muchos hombres, ha hecho cómplices a otros de muertes innecesarias. Y ha convertido a este lugar en un país de culpables. Se nos ha entregado mucho para construir, pero la medida de nuestra construcción está dada por la cantidad de escombros que podamos aniquilar.
Ante esto, en Neón algunos compartimos plenamente los postulados del marxismo-leninismo, celebramos la revolución cubana. Estuvimos atentos a lo que este está haciendo en el país.
Queríamos cambios profundos, conscientes de que todo lo que viene es irreversible porque el curso de la historia es incontenible y América Latina y los países del Tercer Mundo se encaminan hacia su total liberación.
Que se cojan entonces las segadoras, que se limpien los escombros.
De otra parte en lo que respecta a la otra labor que nos corresponde, fundamentalmente nos preocupa lo que le ocurre a un hombre solo y las cosas que le ocurren a todos los hombres juntos.

Anónimo dijo...

Leo: después de tiempo te escribo para recordarte que en Neón siempre creímos impostergable el deber de expresar las circunstancias presentes sin contemplaciones, porque es hermosa y ardua la tarea que abarca ser sincero con uno mismo. Siempre ha sido fácil establecerse en lo que hoy está hecho, en plan de observador indiferente que se omite. Pero ahora es preciso propiciar los hechos participando en su realización.
Debemos decir que la crítica en el Perú y en la mayoría de países latinoamericanos está ejercida por escritores fracasados en otros géneros, y si a esto se añade una ignorancia descomunal, el resultado de estas contingencias suele ser espantoso. Se ejercita el silenciamiento, la confusión, la venganza política, la degradación perversa.
Todo esto convierte a gran parte de la crítica malévola y apoteósicamente irresponsable (por algo te fuiste a España). Pero tal cosa no nos preocupa básicamente.
La poesía en el Perú después de Vallejo (como bien dices) sólo ha sido un hábil remedo, trasplante de otras literaturas. Sin embargo es necesario decir que en muchos casos los viejos poetas acompañaron la danza de los monigotes ocasionales, escribiendo literatura de toda laya para el consumo de una espantosa clientela de cretinos.
Sabiendo todo esto --y ya es necesario que alguien lo diga-- es posible entender la deserción por parte de varios poetas de la generación del 50 (W. Delgado, Eielson, etc., etc.) y del 60, como los jóvenes que llenan los cafés de Lima o inflan la burocracia. Y también explicarse la opinión de otros, que sostienen que la poesía no cumple ningún papel en el cambio: Sologuren, A. Cisneros, etc., etc. Y es además entendible la estúpida posición de F. Bendezú y otros, quienes se esconden detrás de la denominación de poetas líricos e inefables. ¡A estas alturas!
De otro lado (y ya es necesario que alguien lo diga) es posible el surgimiento de formas poéticas incipientes, débiles o arcaicas de gente como: Corcuera, Orrillo, Lauer, Naranjo, Calvo, Ortega, Martos, P. Guevara, Valcárcel, Rose, Scorza, Bendezú, Romualdo, etc., etc. Y aún hay otros, como Manuel Velásquez, hombre lúcido, aniquilados quizá para siempre por una burocracia monstruosa.
Todo esto nos lleva a una conclusión: ellos no escribieron nada auténtico, no emprendieron ninguna investigación, no descubrieron ni renovaron nada. No hubo creación.
La poesía mal denominada social fue practicada hasta la fatiga por una ruma de histéricos insustanciales, perdidos en gritos inconsecuentes, y negada totalmente por sus formas de vida, influenciados por Blas de Otero, Rafael Alberti y los poetas de la guerra civil española, influenciados éstos a su vez por Vallejo. Se produce aquí la vuelta a América del poeta de Poemas Humanos, mal digerido, mal imitado a través de esa masa de irresponsables.
Martín Adán, su tenaz hermetismo y su vuelta a las formas clásicas no tiene ninguna justificación histórica, ni tampoco se ajusta a estos tiempos ni a esta realidad la manera como trata los elementos con que labora su poesía.
Belli, siguiendo intermitentemente en un círculo formal, sólo ha encontrado un esquema al que retorna infatigablemente. Sin embargo no hay tampoco ninguna justificación histórica para su retorno a las fuentes españolas de siglos pretéritos cercanos al Siglo de Oro.
Heraud entregó convincentes muestras de un talento en pleno despegue. Un creador auténtico detenido por la violencia irracional e injusta del sistema.
Nuestra respuesta ante esto es afirmar que sólo una gran poesía, una poesía que no invite a la conciliación ni a pacto con las fuerzas negativas, una creación absoluta, contrarrestará la debacle de la poesía peruana contemporánea.
Actualmente un solo poema auténtico se trae abajo un libro o la obra de poeta vivo o muerto.
Y es aquí donde los nuevos clásicos nacerán. Aquí en los países sudamericanos.
Nuestra sólida respuesta a las omisiones y a la farsa es afirmar que la literatura, en especial la poesía, consolida la posibilidad de comunicación entre los hombres y fundamentalmente en estas épocas su papel más honesto y más responsable es proponer, esclarecer y “infundir la fuerza y la alegría”.
Todas aquellas generaciones bastardas han encontrado este panorama que hoy hallamos y con su silencio, su cobardía y su reverenda flojera para la investigación o el estudio les ayudó para que nada cambiara. Sólo se hizo el leve intento de escribir poesía efectista a consecuencia de masturbaciones mentales, de lucubraciones, de gritos histéricos o cosquillas para contentar a los burgueses al momento de la digestión.
Los nuevos (tuertos entre ciegos) que hoy forman parte de los viejos nos han entregado lo siguiente:
Hinostroza un vasto muestrario de sus influencias, de sus hábiles jugadas de mano. Aún así Consejero del lobo, su libro primigenio, anuncia la posibilidad de una voz importante.
Carlos Henderson sólo ha logrado un hallazgo: Los días hostiles. Es otra posibilidad en medio de la debacle.
Lauer y Cisneros perdidos en el círculo de la problemática burguesa, oscilando dentro de un intelectualismo helado y estéril. Y otros “jóvenes” dentro de pueriles rezagos románticos o los propósitos de atrapar la realidad a partir de una experiencia personal, dejando de lado la experiencia de clase que hoy pospone a ese remanido movimiento de muchos años.
Frente a esto nosotros en Neón propusimos una poesía viviente. No queríamos que escape nada a nuestro trayecto de hombres momentáneos en la vida. Todo lo que late y se agita tiene derecho al rastro. No queremos que se pierda nada de lo vivo. Proponemos una poesía “fresca”, que se enfrente con nosotros.
Y además para la labor poética proponemos orgías de trabajo. No se puede hacer poesía en este tiempo sin poseer una nueva responsabilidad frente a la creación, porque el estudio es inevitable, intenso y serio. Creemos también que el acto creador exige una inmolación de todos los días, porque definitivamente ha terminado la poesía como ocupación o jobi de días domingos y feriados, o el libro para completar el currículo. Definitivamente terminaron también los poetas místicos, bohemios, inocentones, engreídos, locos o cojudos.
A todos ellos les decimos que el poeta defeca y tiene que comer para escribir.
Necesario es, pues, dejar las nubes en su sitio. Si somos iracundos como cuando toreábamos carros es porque esto tiene dimensión de tragedia. A nosotros se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla. Se nos ha dado esta coyuntura para culminar una etapa lamentable y para inaugurar otra más justa, más luminosa.
Y somos jóvenes, pero tenemos los testículos y la lucidez que no tuvieron los viejos. Tenemos también un poderoso deseo de permanecer libres, con una libertad sin alternativas, que no vacile en ir más allá, para que esto siga siendo lo que es: un solitario y franco proceso de ruptura: NEÓN, LA LUZ EN LA OSCURIDAD!

Selenco

Leo Zelada dijo...

Poeta, la similitud de Neón con Colonida es acertada. Valdelomar es irregular, pero eso no le quita que sea uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX. Irregular también es Neruda y nadie niega su genialidad.

Saludos.

Leo Zelada dijo...

Paolo, Que yo sepa el unico miembro de Neón que era Marxista-Leninista era Roberto Salazar.

Leo Zelada dijo...

Yo no se si eres Selenko. A diferencia de Faveron y mi conocido Coral, yo no me invento los anonimos en mi blog. Tengo demasiado trabajo en España como para perder mi tiempo en estas nimiedades virtuales. Pero aunque no seas Selenko, alguna cosas de las que dices son interesantes.

Esta parte me hizo matar de la risa: "Y además para la labor poética proponemos orgías de trabajo". No importa quien seas, me has hecho reir.

Leo Zelada dijo...

Coral era amigo de varios miembros de Neón y algunas veces participo de nuestras noches bohemias, pero el era parte de un grupo llamado Geranio Marginal.

Leo Zelada dijo...

En verdad los unicos poetas vivos de Perú que trascienden las fronteras nacionales son Cisneros y Verastegui.
La alusion a Manuel Velásquez en un recuento de la poesía peruana,solo la puede hacer su hijo. Asi que Vaca Profana quedastes al descubierto.

Anónimo dijo...

Y NOS PODRIAS DECIR POR QUE TERMINARON MAL Y SANCHO PANZA DE LIMA???
ES CIERTO QUE TROMPEASTE A PAOLO EN UNA DE TUS NOCHES DE BOHEMIA?

Leo Zelada dijo...

Nunca me he trompeado con Paolo.

Anónimo dijo...

A MI ME SABE A SABOTAJE EL HECHO DE QUE EL ADMINISTRADOR DE LUZ DE LIMBO NO TE CONSIDERE ENTRE SU RECUENTO DE MEJORES POETAS DEL 90. ME PARECE MAS QUE SOSPECHOSO O ACASO CREES QUE JUEGUE EN PARED CON FAVERON Y THAYS??? NO HA CONSIDERADO A NINGUN INTEGRANTE DEL GRUPO NEON, POR ESO ME JODE QUE DIGAS QUE ES TU AMIGO.

Leo Zelada dijo...

Dije "Conocido" no "Amigo de Coral. El esta en su derecho de poner a sus "amigos" en su recuento.Total calichin yo estoy en las ligas mayores y allà en Lima en la segunda divisiòn aún.

Anónimo dijo...

Leo, te escribo esto por única vez. El recuento de los 18 del 90 en mi blog recién ha comenzado, si "músculos de hojalata" quiere crear discordia entre nosotros, es su problema, no creo que seas tan tonto de hacerle caso.
Es cierto, nunca pertenecí ni quise pertenecer a Neón pero fui amigo de ustedes durante años. Siempre respeté vuestro trabajo e incluso alguna vez dije que ustedes, mal que bien, habían abierto el camino para los demás en la generación. Un abrazo.

pd: tengo casi mil lectores diarios en el blog, todos los días borro comentarios con insultos y amenazas, no tengo que inventar ningún comentario. Saludos a todos!

ppd: no creo que Selenco haya escrito eso de que la obra de Adán no tiene justificación histórica, y las insuflaciones de "músculos de hojalata" con respecto a los países latinoamericanos y su "liberación irreversible" son jocosas.

Leo Zelada dijo...

Victor,

No se quien es "músculos de hojalata",pero si es jocosa algunas de sus disparatadas opiniones.
Se que eres de lo que valoras la importancia de Neón.
Me agrada que hayas deslindado con los mensajes anonimos en tu blog.

Saludos.

Anónimo dijo...

Querido Leo:
Te escribo esta misiva con la intención de aclarar un mal entendido. Yo nunca pertenecí a tu "honrosa" agrupación, porque mi puritana educación me impedía frecuentar los lupanares que ustedes se exigían. embargo, te daré la razón en el tema de la importancia de Neón en la poesía del Noventa.

Carlos García Miranda

Anónimo dijo...

Carlos,

Si tu tomabas con nosotros en la curva de San Marcos, en Quillca y los alrededores del centro cultural Peruano-Ruso. ¿Ahora que eres un responsable profesor de literatura de San Marcos niegas tus raices?

Anónimo dijo...

Querido Leo:

Me sorprende tu apresurada aclaración y falso testimonio. Quienes me conocen saben que no suelo frecuentar esos "lugares" de perdición que, lamentablemente, circundan mi centro de labores académicas. ¿La curva? Me creerás que no sabía ni su nombre. Pero bueno, creo que me confundes. Recuerda que soy abstemio en la bebida fuerte y en otras cosas de la vida. Sólo te digo que mi paz espiritual es más sólida que tus balidos. Olvídate de mí, y deja de tratar -no es la primera vez- de hacerme parte de una agrupación de poetas deleznables y sin rítmico -sus poemas me alteran los nervios. Vade retro, satanás, y todos tus diablillos.

Carlos García Miranda

Leo Zelada dijo...

Carlitos, veo que has escrito en diablos azules. Si todos saben que eres caserito de El Queirolo. Hasta ahora me acuerdo esas bombas que tu convocabas en la curva de San Marcos, la mona aunque se vista de seda, mona es jajaja.
Saludos mister Bajtin.

Leo Zelada dijo...

Carlos hay fotos y testimonios de tu participación en Neón, así que no escupas al cielo.

Anónimo dijo...

Queridísimo Leo:

Al margen de tus prosaicas expresiones, de bajo cuño peruano, debo aceptar que alguna vez libe unas copas de buen vino español -Ribera del Duero- contigo, en algún acto académico. Pero, eso no te puede dar pie para seguir tratando de confundir a la opinión pública con mi "supuesta" participación en tu agrupación. Nada, en el sagrado limbo de la literatura, teng que ver con Carlos Oliva - conocido Yonqui y gran adorador de Baco-, y demás fauna funesta de seres negados para la literatura. ¿Qué tiene que ver mi prosa con los pueriles y vacuos versos de Paolo de Lima, ahora convertido en gacetillero de los bajos fondos mediáticos? Nada. Así que no insistas, estimado Leo Zelada, déjame en mi mundo letrado.

Carlos García Miranda

Leo Zelada dijo...

Carlos yo no fui el que profirio insultos de baja calaña en el blog El Hablador. Bueno, hay fotos y testimonios- me reafirmo- de tu participación en Neón. Que ahora quieres negar ello, eso es problema tuyo. Me parecen lamentable tus palabras por demas fuera de lugar con referente a Carlos Oliva, quien fue tu amigo también. Lo mundano mas bien es tu profesor y maestro Miguel Angel Huaman, quien sí esta negado para la creación literaria y es un pesimo poetastro y ridiculo critico literario.
La proxima vez escribe "sobrio"
tus mensajes.

César Rojas Vidarte dijo...

LA HISTORIA DE NEÓN LA HACEN LOS VENCEDORES

ESO DE LA MUERTE DE OLIVA PUEDE VOLVERSE UNA LEYENDA URBANA, AUQNUE PREFERIRÍA SEGUIR EN ESE TEMA ANTES QUE LEER DISCUSIONES QUE VAN MÁS ALLÁ DE LO INTELECTUAL Y BUSCAN PRETEXTOS PARA SATISFACER EGOS

LOS GRANDES GENIOS TUVIERON GRANDES EGOS, Y POR LO GRANDES QUE ERAN, ERAN HUMILDES Y NUNCA ELITISTAS

GABO, POUND, ETC, CLARO QUE HAY EXCEPCIONES, PERO CUANDO ENCUENTRES A UN INTELECTUAL QUE SE PRECIA DE SERLO, LO MÁS PROBABLE ES QUE NO PASE DEL PROMEDIO DE TITULADOS E INTITULADOS QUE CONSUMEN LIBROS

POR ESO, A NEÓN LO QUE ES DE NEÓN, AMIGOS

Leo Zelada dijo...

Bien Noctambulo,

Neón siempre sera Neón.

Viva el Sport Boys Carajo jajaja.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno de poesía sólo alcancé a conocer lo que me compartió Juan Vega y algo de Domingo de Ramos con quienes libábamos y conversábamos sin fin. El momento social que se vivía en aquellos años no era ajeno para nadie que tuviera por lo menos la decencia de ver lo que ocurría en las calles de acuedo o no con ello, sucedía y nos alcanzaba a todos.

La poesía de Juan no podía ser otra que la de Neón y su propuesta que hoy se ve con más claridad.