Me acabo de enterar que una librería mítica de Madrid ha cerrado: El Bandido Doblemente Armado. En este lugar, durante los últimos 8 años circuló lo mejor de la literatura independiente de España. Agradezco a la escritora Soledad Puértolas y en especial a su hijo Diego Pita por haberme hecho sentir como en casa.
Con el tributo a la generación Beat, cerramos un ciclo poético en Madrid. Más allá de la crisis, hemos logrado abrir un nuevo espacio en Taberna Angosta para escuchar y leer poesía de forma respetuosa. El año que viene continuaremos con estos homenajes a los grandes poetas. A su vez que cederemos el micro a los nuevos valores.
El club Bukowski fue el primer lugar donde me hice asiduo en Madrid. Cuando llegué al Buk habían recitales, pero creo que con Carlos Vadillo, Carlos Salem, Agustín Labrada, realizamos la primera Jam oficial del Bukowski. El tiempo ha pasado y el Bukowski se ha asentado como un foco de la movida poética madrileña. Aunque últimamente no lea poesía, eso no quiere decir que no guarde un cariño especial a este bar.
Estando con la Rosa Blanca del Líbano, vi una silueta que me era conocida: Viggo Mortensen. Ustedes lo conocerán de la película El Señor de los anillos, pero me gustó más como actor en La promesa del Este. Sé que se había criado en Argentina y tenía ese acento inconfundible. Lo escuché hablar con una pareja, así que me acerqué antes que ingresaran al Teatro Nacional. Le dije:” Se que te gusta la poesía, toma este libro”. “¿Es tuyo?, me dijo, “¿tu lo has escrito?”. Con la cabeza dije que sí. Se acerco a decirme algo más, pero le dije:”Otro día mejor hablamos”. Le hice una venia y me retire. He estado estas semanas algo volcánico y un poco misántropo, pero ya pasaron las fiestas y todo vuelve a la “normalidad”.
Solo la poesía nos salvará del delirio.
Con el tributo a la generación Beat, cerramos un ciclo poético en Madrid. Más allá de la crisis, hemos logrado abrir un nuevo espacio en Taberna Angosta para escuchar y leer poesía de forma respetuosa. El año que viene continuaremos con estos homenajes a los grandes poetas. A su vez que cederemos el micro a los nuevos valores.
El club Bukowski fue el primer lugar donde me hice asiduo en Madrid. Cuando llegué al Buk habían recitales, pero creo que con Carlos Vadillo, Carlos Salem, Agustín Labrada, realizamos la primera Jam oficial del Bukowski. El tiempo ha pasado y el Bukowski se ha asentado como un foco de la movida poética madrileña. Aunque últimamente no lea poesía, eso no quiere decir que no guarde un cariño especial a este bar.
Estando con la Rosa Blanca del Líbano, vi una silueta que me era conocida: Viggo Mortensen. Ustedes lo conocerán de la película El Señor de los anillos, pero me gustó más como actor en La promesa del Este. Sé que se había criado en Argentina y tenía ese acento inconfundible. Lo escuché hablar con una pareja, así que me acerqué antes que ingresaran al Teatro Nacional. Le dije:” Se que te gusta la poesía, toma este libro”. “¿Es tuyo?, me dijo, “¿tu lo has escrito?”. Con la cabeza dije que sí. Se acerco a decirme algo más, pero le dije:”Otro día mejor hablamos”. Le hice una venia y me retire. He estado estas semanas algo volcánico y un poco misántropo, pero ya pasaron las fiestas y todo vuelve a la “normalidad”.
Solo la poesía nos salvará del delirio.