Cuando recién llegué a Madrid, los 7 primeros años, me pasé leyendo por los más importantes espacios literarios y culturales de esta ciudad: Casa de América, Circulo de Bellas Artes, Ateneo de Madrid, Asociación de Escritores y Artistas de España, FNAC Callao, Librería La Central, etc. Y conocí a los poetas y escritores que quería conocer y de allí comencé a espaciar mis participaciones en esos lugares.
Sin embargo, me sentía más augusto leyendo en el Bukowski Club, como yendo a lugares alternativos como Los Diablos Azules o La Bella Ciao. Así como organizando La Tertulia Exiles en el mítico Café Comercial. Pero también me ha molado cuando he leído mis versos en recitales por espacios públicos como La Plaza Sol o la Plaza del Museo Reina Sofía. Porque creo que la poesía tiene que estar en todas partes.
Nunca he menospreciado ningún lugar, para mí mientras haya un lector uno tiene que sentirse dichoso de compartir su arte con la gente. Pero comprenderán que después de muchos años, ya no lea con la frecuencia de antes y ahora solo recite cuando tengo un poema nuevo que mostrar o cuando es por una causa ciudadana que comparta o con poetas que respeto su trabajo.
Creo que el repliegue para crear también es importante. Por lo demás estoy escribiendo a tope mi segunda novela y mi sexto poemario, libros que ya están coordinados para salir en importantes editoriales en España. Y esa es mi onda ahora.
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