viernes, febrero 09, 2007

Manuel Scorza o la reivindicación de un gran escritor por Leo Zelada



“Yo he dotado de una memoria a los oprimidos del Perú,
a los indios del Perú que eran hombres invisibles de la historia,
que eran protagonistas anónimos de una guerra silenciosa,
y que tienen hoy una memoria…
Tienen esa memoria,
está dada ya irreparablemente
y no se podrá borrar nunca”
Manuel Scorza.


Si bien es cierto que la obra de Scorza poco a poco va teniendo cada vez mas repercusión en su país de origen, todavía es poco lo que se ha hecho por ponerlo en su verdadero lugar en la historia literaria del Perú. Scorza en vida fue mas reconocido en Europa que en su propia nación, bien reza el dicho: “Nadie es profeta en su tierra”. Pero lo que es un hecho inobjetable es que Scorza es uno de los poetas y narradores latinoamericanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

Leí a Scorza en el colegio, su poema “Epístola a los poetas que vendrán” era uno de mis poemas de cabecilla, allá en mis épocas de juventud cuando militaba en un partido de izquierda. Recuerdo haber leído con emoción su celebre novela Redoble por Rancas (primera novela de la saga narrativa llamada La Guerra Silenciosa) y sentir de estar ante un gran narrador.

La sencillez de su prosa esta emparentada con una estética de denuncia social, hoy mas que nunca donde impera un mundo donde prevalece el sentido del calculo en las relaciones sociales y donde hasta el arte esta consumido en las garras de la especulación mercantil, leer la obra de un hombre que entrego su vida a la lucha de los mas pobres es digno de mi mayor respeto. Scorza relato la historia de la esclavitud moderna que es el trabajo de la gente del ande en las minas de Cerro de Pasco, trabajo realizado en las mas inhumanas condiciones. Pero escribió esta historia no solo desde el testimonio sino también desde la fantasía mítica de unos hombres marrones acostumbrados al dolor y el silencio.

Empero la parte que mas me emociona de Scorza es su poesía, una poesìa simple, intensa comprometida con el cambio de las estructuras sociales en Latinoamérica y sin embargo una poética bien cuidada que busca la transparencia y la ternura. Esa ternura tan andina que se mostraba en sus descarnados y avasalladores versos. Las imprecaciones es uno de esos libros antes los cuales uno no puede mantener inmune. Siempre critique la poesìa social que se vuelve panfleto, pero la obra poética de Scorza es de una grandeza lírica inigualable en lengua castellana. Aquí en España me he sorprendido ver a jóvenes poetas que admiran con fervor la obra de Scorza al igual que en el DF de México. En Lima en el patio de Sociales de la Universidad de San Marcos he visto declamar sus versos a través de Jaime Guadalupe, todo ello me lleva a pensar en la naturaleza del legado de Scorza para la literatura americana. Se le critico a veces que el hablaba de unos sujetos sociales que desconocía, que su literatura fue producto de una época en donde el auge de la revolución hacia posible el éxito de este genero de denuncia. Mas el tiempo ha pasado y cada vez son los lectores que hay de Scorza y la mayoría de ellos fuera del Perú.


Su muerte en un accidente de avión fue trágica como su vida llena de altibajos y exilio , mas Scorza nos demuestra que hay hombres con una apuesta honesta y desprendida por la literatura, cuya mayor ofrenda son sus versos cargados de tierna humanidad. Ese es su mayor legado.

Don Manuel, hoy un joven me ha regalado un libro suyo y por eso le escribo estas líneas. Un abrazo, este donde este.
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VOY A LAS BATALLAS
SED FELICES PARA QUE
YO NO MUERA

América,
aquí te dejo.
Me voy a las batallas.
Luchar es más hermoso que cantar.
Yo te digo,
a pesar del dolor,
a pesar de las patrias derrumbadas,
ama a los gorriones.
Yo sé que es difícil
hallar entre las tumbas un lugar para la risa.
Yo mismo, a veces, caigo,
y el viento
levanta mi cara como una alfombra rota,
pero aun en las celdas,
bajo la lluvia,
yo no perdí la fe.

Amigos,
aunque os golpeen,
jamás perdáis la fe;
aunque vengan días sucios,
jamás perdáis la fe,
aunque yo mismo os ruegue de rodillas,
no me creáis,
amad la vida,
¡guardad rocío
para que las flores
no padezcan las noches canallas que vendrán!

Sed felices, os ruego,
salid de los cuartos sombríos,
sed felices para que yo no muera.
Yo no escribí estos cantos
para dar espuma a las muchachas.
Yo canté porque los dolores
ya no cabían en mi boca:
yo siempre estuve aquí
peleando con mastines de pavorosa nieve;
conozco todas las caras,
he visto a los deudores tratando
de meterse en sus zapatos cada amanecer.
¿Dónde no estuve?
¿En qué pantano no bebí?
¿a qué pozo no rodé?

Ay, a mi alma caían las cáscaras
que amargas cocineras pelaban.
Amigos: en mi corazón jamás reinó silenció,
yo oí todas las voces,
escuché a las sábanas quejarse,
supe cuando las criadas escribían cartas de tristeza,
y cuando no llegó a tiempo el único pie del cojo,
y canté, América, los dolores,
y recliné en ti mi cabeza.
Más ahora digo:
degollad la tristeza,
cantad frente al mar.
Dadme la mano, amigos.
Amo la tierra flaca
que me siguió cojeando a los destierros.
No quise confesarlo antes.
Era difícil,
me ahogaba el esqueleto,
el aire me dolía,
la voz me llagaba
pero ahora te amo.

no soy herrero,
ni jinete, ni sembrador.
Yo sólo sé cantar, pero te amo;
¡también la aurora se construye con canciones!

Amigos,
os encargo reir!
Amad a las muchachas,
cuidad a los jazmines,
preservad al gorrión.
No me busquen amargos en la noche:
yo espero cantando la mañana.

Un gran viento se levanta.
Hay demasiado dolor.
Un gran viento se levanta.
He visto arder extraños ríos.
Un gran viento se levanta,
preparad la hoguera,
preparaos.

Aquí dejo mi poesía
para que los desdichados se laven la cara.
Buscadme cuando amanezca.
Entre la hierba estoy cantando.
Manuel Scorza

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy buscando la obra completa de Scorza. Vivo en la patagonia argentina y ni siquiera en la biblioteca de la facultad de letras existe algun ejemplar. Me apasiona lo que he leido de el, estando en Peru. Me entristece que no se consiga
gabi