Un 23 de abril murió don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, una de las obras cumbres de la literatura universal. En su homenaje esa fecha es recordada como el Día del Idioma. Aunque hoy lo quiero recordar como el autor del canto libertario.
Publicada la primera parte en 1605 y la segunda en 1615, es considerada por los críticos no sólo como la precursora del naciente género de la novela, sino también como el gran baluarte de la literatura acanónica, como bien lo afirma el crítico literario Mijael Bajtin en su libro Teoría y estética de la novela. Don Quijote, al tratar "de abarcar el universo todo", explotó y utilizó diversas propuestas narrativas y estilísticas (pastoril, picaresca), contraviniendo al "genero".
Hacia la insurgencia literaria Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares por el año de 1547 en un hogar modesto. Su infancia se desenvolvió en medio de penurias económicas que obligaron a la familia a viajar por Valladolid, Sevilla y Madrid. De sus estudios no se conservan referencias y lo más probable es que no culminara la universidad. Luego viajó como soldado a Italia y a los 24 años lo encontramos peleando contra los turcos en la batalla de Lepanto. Cuando regresaba a España fue tomado prisionero por piratas berberiscos y conducido a la prisión de Argel, donde estuvo recluido por 5 años, hasta que fue rescatado finalmente en 1580.
En 1584 se casó y al año siguiente publica su primera obra, La Galatea. Posteriormente trabajaría en Sevilla y luego en Granada como proveedor de la Armada Invencible y recaudador de impuestos. La quiebra de un banquero sevillano a quien Cervantes había consignado unos dineros fiscales ocasionó que fuera a prisión. Fue ahí donde se gestaría la creación de Don Quijote, tal como se explica al comienzo del prologo: "Este libro, como hijo del entendimiento..., se engendró en una cárcel donde toda incomodidad toma su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación".
Don Quijote se gestaría también en un contexto de crisis social, en donde ya se aprecia el declive del imperio español, luego del auge del reinado de Carlos V. Aún había remanentes del antiguo esplendor de la era medieval y las órdenes de caballería. El gobierno de Felipe II había sucumbido con la ya mencionada Armada Invencible ante el entonces pequeño reino de Inglaterra. Se vivía un clima de crisis política, en medio de la cual Felipe II toma parte activa en la lucha contra los protestantes y la reforma, colocando a la península como baluarte de la defensa del catolicismo en Europa y abanderado de la contrarreforma, que tantos males y muertes causarían en la España de inicios del siglo XVII.
Justamente contra esa pretensión moralizante y cerrada del reinado de Felipe II-que se replegó en su interior, adoptando un conservadurismo puritano, propio de la Edad Media, que pretendió cortar las alas a la imaginación artística con la fundación de la Santa Inquisición y la persecución de las obras denominadas inmorales, insurge El Quijote, ya que la obra no es sólo un canto libertario a la autonomía y la libertad irrestricta del arte, sino también una crítica velada al cristianismo ortodoxo imperante en la época.
Combates estilísticos La influencia del estilo "libertario" barroco sirve a esta crítica al conservadurismo formal de la época, pero también es importante la serie de aportes estéticos que podrían resumirse, como diría Jorge Puccinelli en su Historia de la literatura (Lima, 1947), en "una tendencia a una mayor libertad expresiva. Sus notas predominantes son la libertad y la magnificencia. La intensidad del sentimiento expresivo, el dinamismo, el naturalismo y la búsqueda de efectos violentos, alambicando los giros literarios al cómo retuercen las columnas los arquitectos del barroco", lo cual tácitamente entraba encontradicción con el espíritu de contención, puritanismo estético del período de la contrarreforma y la Santa Inquisición. Cervantes se afinca más que nunca, como dice Mirtha Aguirre, "en su espíritu italiano-burgués que conoció personalmente y en la crítica erasmista... Contra los que prosiguen abrazados al Mío Cid o el sueño imperial de Carlos V es contra los que embiste el libro... el renacentista Cervantes, Cervantes, el sutil barroco, lo sabe... y sabe más todavía que no por azar concede tanto sitio a los venteros: un mundo se ha desplomado y otro asoma..."
Pese a ello, o más precisamente por ello mismo, Don Quijote simboliza al idealista soñador, aquel que siguiendo sus fantasías es capaz de enfrentarse a unos monstruos, aunque estos no sean más que unos molinos de viento, como diría Borges, "ser un caballero de causas perdidas". Don Quijote plantea la lucha entre lo ideal simbolizado por el protagonista y lo material por Sancho Panza. Una lucha entre el mundo del espíritu y el de los sentidos. No obstante que el hidalgo Alonso de Quijano se cree un caballero andante, pretende también simbolizar la decadencia y la abolición del imaginario español de la Edad Media para dar nacimiento a la era moderna, con un sentido más pragmático de la vida, sin aquella serie de convenciones y vestimentas moralistas características de la era medieval. Don Quijote simboliza al soñador y quimerista y Sancho al realista y pragmático, mas estos papeles se contravienen en el desarrollo de "quijotización" de Sancho y el proceso de "sanchificación" del Quijote, lo cual puede simbolizar no sólo la decadencia de una época en España, la Edad Media, sino la confraternidad universal.
Para finalizar podría decir que Don Quijote es la precursora de la novela moderna, pero algo más: un canto libertario hacia el arte libre, desligado del carácter opresor de la España medieval-el canto de un hombre como Cervantes, que encontró en el barroco renacentista y su característica acanónica la mejor forma de lanzar al mundo una lengua naciente, pujante, popular y rica en sentidos como la española.