-¿Cómo nos llamamos entonces muchachos?
- Neón
- ¿cómo?
- ¡Neòn, carajo!
A principios de los años 90s fundariamos con Carlos Oliva el grupo poético mas corrosivo y visceral del mundo.Fundaríamos una cofradía de poetas, que hacían poesía urbana, parricida y maldita, llamado «Neón». «Somos la luz en medio de la oscuridad» - vociferábamos.
- claro cuñao, somos la nueva luz de este país de mierda
- somos la renovación
- Neòn, carajo, somos Neón
En aquel entonces, empezaríamos nuestra lucha inclaudicable por la palabra. Ya no se creía en las utopías, ni en la familia, ni en el éxito profesional, ni en los estados. La poesía o la poeisis, la poetización cotidiana de nuestras vidas era nuestra única utopía.Las integraciòn de las artes mediante el poder de la palabra. Para nosotros la poesía llegó a ser una especie de religión. Acólitos impolutos del fuego sagrado. Luego vendrían los recitales, los escándalos, las polémicas exaltadas, las performances, los happening, la insurrección resplandeciente contra el stablishment cultural.
El grupo, que empezó, conformado por cuatro miembros, luego sé convertiría en todo un fenómeno social contra-cultural que durante una década arrastraría a miles de jóvenes en esta inusual herejía quijotesca. Éramos jóvenes y rebeldes y la adversidad no nos podía tocar. Más la fama y los años dorados pasaron pronto, luego de la espantosa guerra civil en que se enfrascó nuestro país y la participación activa de muchos de nosotros en ella. La situación en el país, cambió. Mataron a muchos estudiantes en las universidades, sucedió la masacre de los estudiantes universitarios de la Cantuta. Muchos amigos de nosotros comenzaron a ser desaparecidos silenciosamente por la dictadura y eran encarcelados injustamente en las prisiones por jueces sin rostro y sin derecho a un debido proceso.
La primavera cultural había pasado y luego de la derrota de las dos guerrillas armadas en el Perú, la puntería se dirigió hacia los estudiantes e intelectuales críticos independientes. Más aún luego que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y otras universidades, comenzaron a ser las únicas resistencias civiles que tenía la dictadura para perpetuarse en el poder. Cientos de dirigentes fueron expulsados entonces de las universidades, bajo el único delito de protestar, de pelear por la democracia y la libertad de expresión y allí entonces empezaría el hostigamiento personalizado hacia los remanentes de la cultura crítica en el país, todo esto con el aval de los medios de comunicación, la población, la casi totalidad de los intelectuales y escritores peruanos, quienes guardaron oprobioso silencio. Hubo incluso los que llegaron a vociferar en el colmo del cinismo que vivíamos en democracia y que no existía persecución política alguna en nuestra nación y, se encargaron de una campaña de desprestigio con los pocos intelectuales disidentes. La verdad tarda pero llega, dice el refrán y más tarde el país entero se sacaría las vendas cuando verían por televisión los videos de la corrupción, la vileza de la dictadura y la manipulación grosera que ejercieron sobre los medios de información y los poderes del estado.
En esa época muchos dirigentes juveniles sobrevivientes de la represión contra el movimiento estudiantil tuvimos que salir del país y los que no tenían antecedentes políticos- quedarse a sufrir el calvario de “vivir” bajo un régimen nefasto que estaba destruyendo a lo mejor que tenía una nación: su juventud. No obstante los sobrevivientes retornaríamos al país, los que estaban con perfil bajo salieron a protestar y apareció una nueva generación de lideres, los cuales juntos con la sociedad civil construyeron tal vez la epopeya civil más importante del Perú contemporáneo. Aunque al final los mismos políticos de siempre que no habían hecho nada contra la dictadura regresarían como paladines de la transición democrática y el líder opositor, una vez ungido presidente, traicionaría a los peruanos, conciliando con la mafia mercantil. Así es el poder, decíamos. Pero esa ya es otra historia.
- Gabriel
-Sí soy yo, ¿quien habla?
- yo Héctor... Gabriel ¿no te has enterado?
-¿qué pasó?- pues, murió Vega
A través de la década de los 90s murieron cerca de una docena de poetas, unos incendiándose tipo Bonzo, otros atropellados por autos asesinos, otros autodestruyéndose cotidianamente. El primero de ellos fue Oliva fundador conmigo del grupo Ficción y el otro Vega asesinado por la dictadura cuando veía el caso de su hermano que aún sigue purgando cadena perpetua en prisión. Oliva fue el poeta maldito por excelencia de nuestra generación. El poeta que logró expresar con la mayor crudeza la apocalíptica realidad urbana de Lima y Vega fue el ideólogo, el poeta que supo darle una centralidad lírica a nuestras dispersas estéticas. Oliva moriría atropellado por un auto, algunos dicen que se tiro contra él. Vega fallecería en una clásica maniobra accidental, que tienen los medios de represión latinoamericanos para no levantar sospechas de sus abominables crímenes.
“Solo a ti Oliva se te ocurrió enfrentar a la muerte de frente y afiebrado “solo habitando a la noche se vence a la noche” fueron tal vez, quiero imaginar, las últimas palabras que pronunciasteis ...Amigos, hermanos míos de Neón déjenme vivir, dejen de atormentarme, dejen de agobiarme en todos los países que voy atravesando y recordarme mis promesas, suelten el pasado, dejen de aparecerse en sueños y visiones fantasmales.»
Con la muerte de Oliva y Vega y los otros aedos, se cerrarían los años dorados y empezarían los largos años del auto-exilio,la diaspora y el purgatorio...hasta ahora...